Hoy caminé bajo la lluvia por horas
sólo me detuve a admirar
el potente verde del ginkgo biloba,
el árbol de la esperanza,
y sus hojitas de abanico
meciéndose en paz
No quise bajar la mirada empapada
ni siquiera para esquivar
los paraguas agresores del camino,
porque cuando caían las
gotas por mi rostro
el agua dulce
lavaba los recuerdos
al andar
sólo me detuve a admirar
el potente verde del ginkgo biloba,
el árbol de la esperanza,
y sus hojitas de abanico
meciéndose en paz
No quise bajar la mirada empapada
ni siquiera para esquivar
los paraguas agresores del camino,
porque cuando caían las
gotas por mi rostro
el agua dulce
lavaba los recuerdos
al andar


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