Un espiral en mi pecho
que no se detiene
aromo en flor cayendo en tu pelo
mientras tus dedos delicados
se mueven con la brisa
y se esconden, siempre se esconden
como un animalito herido
moviéndose hacia el silencio
No alcanzas a notar que en la montaña
te espero y dejo caer de mi palma
la arena en sus laderas
tratando de armar una bolita
insistiendo en la creencia de que
el calor de mis manos
es suficiente para humedecerla
y contenerla
La sonrisa congelada en un cuadro
visitado y revisitado
me conmueve
me emociona hasta la alegría
y una idea mágica
ilumina el bosque
y todo se vuelve liviano
entre las ramas de eucaliptus y espinos
La belleza está incluso donde ella no sabe.


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